Estaréis de acuerdo conmigo en que estamos hartos (en el buen sentido de la palabra) de leer y escuchar frases como por ejemplo “las marcas han de crear necesidades” ó “las marcas han de emocionar al consumidor”. Y no cabe duda que ciertas son.
Para ello, las marcas hacen grandes esfuerzos en inversiones de diferente índole con un claro objetivo en que estas cuestiones tengan como resultado un beneficio económico y/o el reconocimiento de la propia imagen de la marca. Procesos nada fáciles de poner en marcha en muchos de los casos y sin saber, a ciencia cierta, si darán resultado o no.
Afortunadamente para algunas marcas, una vez el consumidor ha escogido su marca y en función del producto o servicio que se ofrezca, hay estudios recientes que se basan en un tipo de aprendizaje por imitación. Es decir, y perdónenme por la expresión, “culo veo culo quiero”.
¿Sociedades de imitación?
Las sociedades imitan porque sí, ya lo he mencionado en otras ocasiones, y en la gran mayoría de los casos por querer formar parte de un grupo y sentirse aceptado. Pongo un ejemplo muy simple pero que se entiende rápidamente y estoy segura que muchos de vosotros me daréis la razón. Otros no, y menos mal.
Y es que si la gran mayoría de mis amig@s tienen un sofá de cuero blanco (aunque sea de imitación) y además es tendencia en las revistas de moda que todo el mundo lee últimamente….por supuesto yo también me compraré un sofá blanco de cuero (aunque sea de imitación) y así podré decirle a todo el mundo, incluso lo publicaré en redes sociales, que yo también lo tengo. Es más, si es de imitación no diré dónde lo he comprado, pero si es el bueno….el post irá acompañado de la marca en cuestión.
¿Nos gusta el sofá realmente? Pues quizá sí, o probablemente no nos lo hemos planteado. El caso es que ya formo parte de un grupo de la sociedad, me siento “cool” y a mi autoestima le viene estupendamente.
Luego vendrá otra marca, o incluso la misma, que si consigue marcar una buena estrategia de marketing y una buena campaña publicitaria que lo acompañe, pondrá de moda los sofás negros de ante y no hace falta que diga qué es lo que haremos todos. Con post incluído.
Esto es la moda y es lo que lleva pasando a lo largo de la historia con todas las tendencias vividas. Ahora bien, es mucho más importante de lo que nos creemos, no se basa únicamente en el coche, la casa, el pantalón o el sofá que tengo.
Esa es la parte que se ve pero si leemos entre líneas, todos sabemos que entra en nuestra mente y nos provoca cuestionarnos y juzgarnos de manera positiva o negativa. Y según la consideración, aprecio y valoración que tengamos con respecto a cada uno de nosotros saldremos más o menos airosos.
Pero…¿y qué ocurre con los hábitos?
Cierto es que automatizamos muchos de nuestros comportamientos y que inconscientemente día tras día así se dan. Hoy es el día de los ejemplos, así que aquí va otro.
Hay personas que al sonar el despertador en primer lugar se duchan, se visten, desayunan, por último se lavan los dientes y ya están listas para empezar el día. Y este es el orden que siguen todos los días, todos. En definitiva, han adquirido un hábito. ¿Por qué?, quizá porque les resulte más lógico hacerlo así o porque les guste más.
…¿Porque les parece más lógico?…¿porque les gusta más? o más bien…¿por hábito?
Pues lo mismo ocurre con las marcas. Entonces…¿qué hacemos con los hábitos?. En estos casos da igual emocionar, tener al hábito como competencia es una tarea difícil de manejar, aunque no imposible.
Pero…¿cómo le decimos a un bebedor de Coca Cola que beba Pepsi?